martes, 30 de septiembre de 2014

CHANEL SS 15: “LADIES FIRST”

Para todas ELLAS.

La calle se convirtió de pronto en el Boulevard Chanel.  La mujer más libre, y exitosa desde luego, que nunca.  Enfundada en ropa que luce bajo un mensaje clave, o como bien diría un extraordinario Frank Sinatra, “A MI MANERA”. 

“History is her Story” gritaba una pancarta sostenida por una de las rebeldes modelos.  “Make Fashion Not War” producía un regreso en el acto a los setentas,  “Boys should get pregnant too”, una tercera. Y así, entre “Women’s Rights are More than Alright”  y "We Can Match The Machos", varios mensajes más hacían evidente las voces de millones de mujeres dentro y fuera del Grand Palais.

Una lluvia de frecuencias femeninas que se congregaron alrededor de uno de los más exquisitos, influyentes e históricos nombres de la industria de la moda: CHANEL.


París fue la sede elegida por un genio indiscutible llamado Karl Lagerfeld, para darle vida a una protesta femenina vestida de tweed.

Porque ser una mujer impresionante no es sinónimo de debilidad,  de equivocada complicidad, de irrespeto o de pertenencia a un status inferior. 




Y esta vez,  en medio de una mirada femenina, más que feminista, emprendida una vez más, después de que todo comenzara, o recomenzara,  al salir a la luz pública un atroz video sobre maltrato y abuso familiar contra la esposa de una súper estrella del deporte:  Ray Rice se convertía en una brutal fiera. Y se ganaba el desprecio mundial ante una mirada atónita y el grito de diversas voces que no se hicieron esperar. Días después llegaría el discurso de Emma Watson,  que sellaría con todo el optimismo viral del mundo un punto clave para que miles de mujeres jóvenes alrededor del globo prestaran atención.

Sin embargo, nadie imaginaría que sería EL KAYSER quien haría, en un nuevo derroche de imaginación, atrevimiento y sofisticado tino, una llamada de atención al mundo entero. Uses el Nº 5. O no.

Karl Lagerfeld es de acero. Es eterno. Y sin dudas es, y será, indiscutiblemente único.




Impresiona su capacidad de reinvención, una y otra vez.  Su mente viajando ilimitadamente, sin tabúes, sin idiomas, sin tiempos.  Su apertura interminable y su capacidad de absorber los cambios sociales, sean de su generación, o no.  Él hace lo que quiere. ¡Y qué siga siendo así!!!




Su ojo biónico es el retrato del arco, y la flecha, más perfecto de todos.  Nunca falla.  Sus entregas siempre son un espectáculo y una fiesta de la moda.  Contagiante, irreverentes, refrescantes y con un tono social que no se hace esperar.  Recordemos que la última vez lo vimos en un “supermercado” puntualizando nuestra maravillosa época de consumismo masivo.

Él es el perfecto ensayista de la moda.  Dice lo que piensa, y protesta, a través de la ropa, de los accesorios, del gran show, de sus perfectas o, qué duda cabe ya, imperfectas musas.  Que tal vez no siempre saben de  qué se trata, pero el maestro lo tiene todo totalmente estructurado. Y eso, ha quedado sumamente claro. ¿O no?



La mujer de labial rojo, de sastre, de tonos militares, de botas con parches de colores porque así se le antoja.  La que se enfunda en el dramático vestido de color metálico, o entre barrocos bobos, la de la bomber dorada y también la que envuelve su cuello en el lazo más sofisticado. La de los colores pasteles y la deportiva.  Esta pasarela hecha pista gritó “LIBERTAD”.  Nunca antes Chanel había tenido una dama tan desenfadada, modo que comenzaba desde la actitud hasta la huella dejada en las carteras.  La moda hecha comodidad y eso llamado “fácil de usar”.  Un street style como el que impera allá, afuera, pero con una huella indeleble de glamour. 




Las reminiscencias de los 70s eran evidentes.  Las palabras sobran cuando vemos las imágenes. Los ecos de Gabrielle estaban por todos lados.  Ella que fue una mujer adelantada a su época, que no cedió nunca, que se caracterizó por romper con los cánones “apretados” de la moda y proponer la elegancia en su expresión más práctica. Una con perlas, tweed y olor a riqueza.






El artífice de todo, un gran y satisfecho, como siempre, Karl Lagerfeld.   Que entre zapatillas de lujo y el slogan “Tweed is betther than Tweet” disfrutaba una vez más, la ovación de su gran obra.  Estamos seguros que, sin duda alguna, él es el propio estilista de su mundo. 



Lucy.

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