martes, 19 de mayo de 2015

CHICA DE DISEÑADOR

Puede que sí…Puede que no


¿Una pieza de diseñador te garantiza tener un estilazo y elegancia a como dé lugar?

Low cost vs High Fashion

En un momento en que lo aspiracional prevalece sobre lo que realmente se necesita y las apariencias están hechas, muchas veces, para triunfar.  Qué valoras más ¿calidad sobre cantidad?  ¿Las tendencias? ¿El lujo? ¿Lo posible de pagar? ¿Lo bonito para la foto??? 






Si hay algo que resulta una verdad absoluta en la industria de la moda actual, es que ésta se ha masificado prácticamente por completo.  Con la llegada de la Nueva Revolución Industrial, que nos embadurna de tecnología renovada a cada instante y la era digital que se repotencia segundo tras segundo, los tiempos se acortan de forma irreversible y las distancias prácticamente son inexistentes. Las marcas low cost crecen como la espuma y de pronto ¡Todo lo Puedes! Y especialmente ¡Todo lo tienes!

Los antojos pueden ser cubiertos tan solo con extender la mano y una cantidad de dinero mínima.  Sí, por una prenda casi “igualiiiitaaa” a la del suuuper diseñador.  Sin embargo, con la experiencia y la repetición de varias piezas “igualitas” a otras que son cincuenta veces más caras pero con firma de Casa muy chic, te vas dando cuenta de que éstas últimas cuestan lo que valen y que aunque pasen los años no se destruirán en milésimas de segundos (una o dos temporadas de equivalencia fashion) como las primeras.

Sin embargo ¿toda aquella que tenga ropa o accesorios con el súper nombre de insignia tiene sí o sí buen gusto? ¿La sofisticación te la asegura un nombre o el precio muy alto?



 Recuerdo claramente cuando oí a Óscar de la Renta hablar del tema de las “marcas” y su importancia, argumentando con un ejemplo que fue un “basta y sobra” absoluto para el entendimiento masivo.  Citó el caso de su gran amiga, la socialité cuando aún el término mismo no existía, Gloria Guinness y cómo ella hacía la ropa y no al revés con ese don extraordinario que tenía para, por ejemplo, comprarse un t-shirt de 3 dólares y hacerlo ver como si costase 20 millones.
Y es que de eso se trata ¿o no?

Sería genial tener todos y todas bolsos de Carolina Herrera (eternos y preciosos), de Louis Vuitton (tan in),  Prada (para morirse de lo bonitos y refinados que lucen);  zapatos de Loboutin (dolorosos pero eternamente femeninos como para darse el gusto de escalarlos al menos una vez, como mínimo), Valentino (con ese lado a veces girly y otros tan wonderwoman);  o ropa de Versace (invencible),  Cavalli (EL ÚNICO),  Dolce&Gabanna (en un Edén eterno)…Y la lista interminable a nivel mundial puede continuar.

PERO…A veces, de Posible a Imposible hay dos letras de diferencia y el paso es casi instantáneo.  Simplemente, comprar artículos de diseñador no es viable para todos.  Sería genial, sí…”SERÍA”.

Aún así, memoricemos que el buen gusto no te lo da un nombre, es innato a cada una/o.  Verse estupenda, o no, es algo personal y no te lo garantiza algo material, por más cara que sea o rimbombante que suene el nombre de la pieza.


LA REINA DEL LOW COST 

Por mientras existen los tres gigantes que todos podemos encontrar en cada esquina rumbo “al mundo” (Forever 21, Zara, H&M) y en cada país su respectiva tienda de retail que, en nuestro caso, encarnan Saga Falabella y Ripley.  Eso sin contar el infinito formado por reyes virtuales como ASOS o Topshop.

Recordemos que las grandes cadenas de retail textil son una suerte de Mini Me de las grandes Casas de moda y reproducen, como si el mundo se fuese a acabar mañana, pieza tras pieza lo que los exclusivos creadores le presentan al globo entero cada temporada, acortando los precios casi hasta llegar al suelo y volviendo la moda accesible en cada rincón de este planeta (fenómeno que, en el fondo, no se deja de agradecer).


No olvidemos, además, que Internet es la principal biblioteca planetaria y la herramienta más dinámica, influyente y acaparadora con la que cuenta la moda hoy por hoy. Y en gran parte, la que ha permitido democratizar esta industria y diseminarla en todas partes.  Internet es una herramienta vital también para nosotros, como consumidores, para conocer mucho más y nutrirnos de información constantemente.  Si comparas y te empapas de fuentes distintas, mucho mejor para ti.  Así los resultados que obtengas serán más objetivos y definir lo que te gusta, o no, también.

LA REINA DEL LOW COST

Por otro lado, siendo sinceros y realistas, bueno bonito y barato es un gran ideal, más no siempre es el resultado final.  Bonito y barato sí… ¿Bueno?  A veces no hay que pedir tanto.  Algunas cosas te podrán durar más que otras pero, por lo general, es una suerte de fast food de la moda, muchas de las prendas de estos espacios te duran una temporada, máximo dos.  Puede ocurrir, sin embargo, que si las usas muy poco y las lavas casi como si bañaras a un bebé (imagínate la escena), te puedan durar mucho más.  Riesgos que, probablemente (porque nunca digas nunca) no ocurra con una pieza high fashion, aunque siempre hay excepciones.
¿Y entonces qué hago?  Compro todo lo que una marca de diseñador ofrece aunque me cueste veinte veces más que el clon que puedo conseguir en un tronar de dedos a la vuelta de la esquina? TAMPOCO, porque no todos pueden.

Y sobre todo, el motivo de este post y razón principal para no desfallecer, es que una pieza de “marca” no te garantiza lucir fabulosa ni te vuelve una persona distinguida, eso depende de muchísimo más que aquello llamado Ropa, pasa más bien por un tema de actitud y personalidad plasmada en el estilo que demarques al momento de expresarte en general.  Ese viejo dicho “aunque la mona se vista de seda mona se queda” es cierto.

El estilo es innato pero algunas aristas se pueden pulir aprendiendo, observando todo el tiempo y especialmente no copiando jamás.  Porque imagínate que tienes una vida súper ajetreada y eres mamá que lleva a sus hijos a todos lados y vas a la oficina y de paso estudias algo, para luego volver a casa a encargarte de todo ¿Qué harías escalando un par de tacones al estilo Loboutin, 12 y aguja, todo el día tan solo porque es eso lo que ves en todas tus revistas y blogs favoritos y las chicas se ven impresionantes?  Probablemente terminarías destruida, hecha un desastre y odiando los stilettos como nunca jamás.  Si tu onda tiene pizcas de rebeldía, siempre te han gustado los tonos dark y el lado grunge de la vida ¿cómo copiar el look de la bloguera que parece salida del Planeta Tutti Frutti y a quien se le ve lindo todo en esos tonos?  No te verías bien por una simple razón: porque no serías tú y lo único que estarías haciendo es entrar en los zapatos equivocados, ni siquiera te podrías mover libremente por la incomodidad de algo que no eres.  En lugar de Cenicienta te quedarías en la horrible hermanastra.  O, por ejemplo, si eres ultra femenina, cómo llevar estrictamente y con sonrisa de oreja a oreja la moda boyish y las piezas maxi todo el tiempo y al rigor de la letra, sin adaptar el dato a tu gusto. Y por el contrario, si eres más bien ultra clásica y mujer de pantalones y blusas nude ¿adaptarte al estilo tan sensual de Sophia Loren?  No tiene sentido.  Una cosa es inspirarse, tomar de ello y de aquello, aplicarlo a tu sensibilidad y personalidad y definir, paso a paso, tu estilo. Otra, muy distinta, parecer siempre disfrazada.

Personalmente, una de mis amigas más queridas es una experta en invertir en cosas de muchísima calidad y a la vez fan de Zara, además que tiene muy buen gusto en cada opción en la que pone los ojos, y prácticamente todo lo queda bien.  Por eso, cuando me contó su última anécdota con una billetera Carolina Herrera, además de reírme mucho con las ocurrencias de su esposo, decidí armar esta nota.  A ver, he visto su Michael Kors linda (pero no tan buena como sus demás carteras), su Carolina Herrera rojísima y perfecta que, casi una todo terreno, ni la lluvia le generó la más mínima peca en el viaje hecho a Europa, su Louis Vuitton regiaza y ahora último su reciente adquisición que fue la billetera como regalo de ese esposo gracioso que al final, en el tono más irónico de todos, le dijo que solo le pedía que la use a diario y que no esté metiéndola en carteras de “Platanitos”.  ¿Por qué?  Pues porque además de esa colección, tiene otras carteras mucho más sencillas que son las que usa para el día a día cuando las ocasiones resultan lo más común del mundo.



El tema de la calidad será una diferencia extrema que siempre estará en juego.  Pero el punto del precio hace que las marcas low cost sean famosas por ocupar, a veces, hasta el 80% del espacio que muchos vestimos.

Y volviendo a nuestra misiva, más allá de todo eso una marca, por más fina o cara que sea, no te hará lucir mejor porque sí.  La ropa no te puede construir y definir, todo lo contrario.  Es como el “bling bling”, no se trata que vayas con cuatro millones de dólares encima si combinas todo mal, luces estridente, brillas más que las luces de neón de una cuadra entera repleta de hoteles baratos o copias sin sentido a alguien más…Te pongas lo que te pongas, te cueste un dólar o mil, siempre lucirás mal y será el look del fracaso.

El buen gusto nunca pasa de moda, el silencio a veces es mejor que cien palabras mal dichas.  Porque como en el caso de la historia de Óscar de la Renta, te puedes poner la prenda más económica una sola vez pero si sabes llevarla, acompañarla y adecuarla a tu figura y personalidad…te verás mejor que en un Front Row de Chanel.

Suena fácil, tal vez no lo sea tanto, pero es totalmente posible. Y sobre todo cierto.
Para conversar sobre los pro y los contra de una marca low cost un solo post no alcanzaría.  Hoy quise hablarles sobre la importancia estricta, o no, de llevar algo caro porque sí y qué tanto eso condiciona o define cómo te ves.
¿Ustedes que piensan?

Lucy

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