lunes, 15 de junio de 2015

MATT CRUMP: #candyminimal

El arcoíris es de azúcar

Les ha pasado alguna vez que sus sentidos hacen  ¡boom! cuando perciben algo que simplemente les ENCANTA. 

A mí, no es que me ocurra muy seguido,  algo tiene que sorprenderme mucho para generarme ese efecto PERO, cuando sucede me quedo pegada, encantada y claro…quiero saber más y más al respecto. 

Por estos días un amigo me contó que le quería regalar a su novia una pieza de arte para decorar su nuevo departamento y me preguntó si sabía de algún artista con toques Pop y para quien el color sea la base de su trabajo.  “Eso sí Lucy, sin tanto relleno ni esa suerte de miedo al vacío que algunos tienen”.  Recordé además que ella es la clásica mujer minimalista, a ratos con rasgos bastante “pinky” y que, al mismo tiempo y de forma contrastante, más de una vez  he descubierto rasgos kitsch en su gusto.  Fue  entonces cuando pensé en Matt Crump…I-NOL-VI-DA-BLE…





Recuerdo que estaba curioseando en #Instagram,  pasando el dedo por la pantalla una y otra vez hasta que una sola imagen me hizo hacer un ALTO totalmente inesperado.  La fotografía tan “candy” y llena de color, irónicamente ácido y a la vez arrojando dulce por los poros, su constitución limpísima y el uso de elementos tomados de la realidad más cotidiana para llevarlos a un universo lleno de felicidad y fantasía en un ambiente que parece diseñado dentro de un Happy Land, hasta que reparas en los detalles y te das cuenta de que no es exactamente así, sino que el autor ha tomado rasgos de la vida diaria, que no necesariamente son los más bonitos, los más cool desde un principio o los más sofisticados pero que, llevados por el camino Crump, resultan piezas de colección. Una dona, una palmera, el letrero de un hotel por el camino, globos, crayones, fideos…¡Todo es posible!







Él vive en un eterno verano.  Con Matt Crump se rompió un nuevo molde y se dio inicio a una nueva tendencia. Tan solo lees la imagen y te acercas al sonido, hay música en lo que Matt Crump hace. Pero también hay sabor, olor y mucha diversidad para la vista. Este chico norteamericano que afirma que tan solo abrió este mundo de color y comenzó a experimentar con todo aquello.  El clásico muchacho perteneciente a la generación que no quiere estar encerrado en un cubo de cuatro paredes, aquellos que son felices creando todo el tiempo y que le gritan a los cuatro vientos que “ cuando están fuera, es cuando realmente son felices”  Un hombre que no quiere estresarse, que quiere crear libre de toda polución emocional.  Y vaya que los resultados son pegados a esa letra: tan mágicos como pop.








Las expresiones artísticas contemporáneas son interminables, la libertad de expresión se ha vuelto ya una leyenda del presente y los autores demarcan los límites de sus propios trabajos dejando claro detalles únicos de su personalidad.  Pero siempre habrá favoritos y Crump es, sin duda alguna, uno de ellos.  El inicio de este fenómeno denominado  #candyminimal, o minimalismo dulce, que se sirve de toda una gama de matices para interpretar la realidad. 

Algo de Tutti Frutti y mucho de relajado también.  Un poco de surf por aquí, otro tanto de retorno a la infancia, un paseo por el parque descubriendo el algodón de azúcar, las vacaciones y el Circo,  las subidas al Carrusel y el ácido único de los artistas parisinos que envueltos en caramelo sacaban a relucir un Moulin Rouge tatuado en el alma.  Nada es similar a nada, todo es distinto y un movimiento que invita de forma reiterativa a lo lúdico.

Insisto en que hay algo de Rocker y toques de nostalgia por momentos en las iconografías de arquitectura y calles que presenta, en los barrios retratados y construidos en base a la coloración,  el cielo interminable que siempre está de fondo, solo que a veces no lo notamos por los cambiantes colores que elige, pero el cielo una y otra vez. La calidez de un clima que parece que no quiere que se termine jamás. Y es que, de algún modo, siempre consigue que eso ocurra…que esos momentos sean perpetuos. 









Valía la pena hacer un recorrido por lo que es, aún, el gran comienzo para un joven artista que define el degradé como sello de su trabajo, uno que pinta los edificios grises de tonos uva, nieve y rosa pastel.  Aquél que se adueña del surrealismo del S.XXI y lo entrega al mundo en eslabones felices llenos de energía contagiante.  Recuerden estos nombres porque esto recién comienza: #candyminimal  @mattcrump

Hace mucho leí esta frase de Apollinaire y esta vez me pareció perfecta traerla a nuestros años para identificar lo que hace este autor, ícono del arte contemporáneo, uno que se define en el 3.0: “Cuando el hombre quiso imitar la acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una pierna.  Del mismo modo ha creado, inconscientemente, el surrealismo.  Después de todo, el escenario no se parece a la vida que representa más que una rueda a una pierna”.

Lucy.

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